El peligro de la imagen en Instagram

Instagram es actualmente la sexta red social más usada en el mundo y por tanto es uno de los pasatiempos más recurrentes para cualquier ciudadano, pero sobretodo, para los jóvenes. También es importante destacar cómo la balanza entre aquellos que utilizan la aplicación con más frecuencia, se inclina sensiblemente hacia las mujeres con un 2% de diferencia con los hombres (Grupo Doctor Oliveros, 2019).

Instagram es una red social que nos permite compartir imágenes y vídeos de múltiples maneras. Todo aquel que use dicha plataforma sabe al dedillo de qué tipo de contenido estamos hablando. Podemos encontrar desde música, hasta comida y arte, pero también podemos apreciar personas guapísimas, que siguen los estereotipos clásicos sin tener ninguna imperfección y que si esto no fuera suficiente, tienen unas vidas de ensueño. Según sus publicaciones parece que nada les va a ir mal, aún así, el tema a tratar hoy no es tanto sus vidas, sino más su aspecto físico.

Es aquí donde empieza el problema. Estos tipos de personas suelen seguir ciertos estándares de belleza, unos estereotipos que provocan en la mayoría de sus seguidores una baja autoestima y una gran insatisfacción con su cuerpo. Está claro que cualquier usuario que se encuentre todas estas vidas perfectas puede acabar creyendo que esa es la verdadera realidad. Pero, ¿y qué pasa si sus seguidores son demasiado jóvenes?, ¿y sí son niñas y niños que están empezando a crear su personalidad y su identidad y creen que todo aquello que ven es a lo que deben aspirar?

Según el artículo Las redes sociales fomentan en la sombra la anorexia y la bulimia, aproximadamente el 5% de la población joven sufre algún trastorno de conducta alimentaria, la mayoría de estos trastornos aparecen cuando son jóvenes, concretamente entre 12 y 21 años. La grave preocupación por el aspecto físico se presenta mediante algunos de los síntomas más comunes como son la perdida de peso o la preocupación por seguir una dieta, cuando en realidad no es necesaria. 

Además, que más de la mitad de las niñas adolescentes no se encuentren bien con su cuerpo, no es coincidencia con que la mayor parte del target de esta red social pertenece a ese rango de edad.

La preocupante propagación de estos estereotipos por las redes sociales no se acaba aquí. La novedad de las historias de Instagram y de los efectos, está difundiendo una ola de filtros que modifican exageradamente el rostro. Tal cambio es este, que se llega a asemejar al resultado que deja una cirugía plástica. Estos efectos provocan el llamado Trastorno Dismórfico Corporal

“La preocupación excesiva por los defectos e imperfecciones percibidos de algún o algunos aspectos de la cara, el cuerpo y/o de olores corporales. Esos “defectos” no son observables por los demás o parecen no tener la importancia que la persona les otorga.”

Mariola Bonillo

Dicho trastorno se agrava a partir del uso excesivo de los efectos. Hablamos de los famosos filtros que en teoría “mejoran” tu cara aumentando o agrandando tus labios y ojos, o estrechando tu nariz. Es tal obsesión la de ciertas personas, que ya son incapaces de grabarse vídeos sin utilizarlos. Para los amantes de la fotografía, la edición de la iluminación, del color, incluso del contraste de las imágenes, es un arte. Pero en el momento en que los filtros pasan a retocar el aspecto físico de una persona, empieza a agravarse la cosa. Con ello se está demostrando cómo la gente no se acepta tal y como es y hasta que nivel necesita encajar con los estereotipos para sentirse bien consigo misma.

La situación llegó a ser tan grave en 2019, que el propio Instagram tomó la decisión de empezar a eliminar todos aquellos efectos que promovían las cirugías estéticas o el malestar con tu imagen, como parte de su política de bienestar (Laura Romerales, 2019). Aún así, nos encontramos a mediados del año 2020 y todavía podemos encontrar estos efectos propagándose por la red. Sobretodo, siendo divulgados por los llamados influencers, que son quienes deberían promover justamente lo contrario.

Por esto es muy importante empezar a incorporar poco a poco la vida REAL dentro de esta plataforma tan usada. Cada vez podemos encontrar más cuentas de usuarios con cuerpos reales, que básicamente se encargan de difundir que hay más allá de lo que predomina en Instagram. Cuentas como @danaemercer, @bodyposipanda, @iskra o @celestebarber. La última cuenta citada pertenece a una chica que suele subir fotos imitando las imágenes perfectas de aquellos cuerpos normativos que solemos encontrar en nuestro feed, pero  en este caso las compara con un cuerpo REAL, el de ella misma. En estas cuentas también se enseña el poder que tiene la perspectiva y de la edición entre otros. 

Publicación de Celeste Barber imitando una fotografía de un cuerpo normativo

Además,  se puede acceder a este tipo de contenido mediante hashtags como #realbodies, #selflove, #bodyacceptance o #instagramvsreality, entre otros muchos.

Con todo esto solo intentamos cambiar la visión de las nuevas generaciones, las cuales viven dentro de las nuevas tecnologías,  y que a raíz de ello, dentro de las redes sociales. Son generaciones bastante vulnerables a las que hay que enseñar que hay más allá de aquello que ven en la pantalla de sus dispositivos móviles. 

Enlaces usados:

The dark side of Instagram: Predictor model of dysmorphic concerns. Cristina Senín-Calderón, Salvador Perona-Garcelán, Juan F. Rodríguez-Testal

Diseño de concepto y marca para combatir estereotipos femeninos de belleza que acentúan la baja autoestima en adolescentes usuarias de Instagram. Lesli Gabriela Lamas Carrillo

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